Taller de Ciencia para Jóvenes, ¿cómo fue nuestra experiencia?

En México no hay mucho apoyo al campo científico, y es por eso que apreciamos demasiado haber podido ser parte del taller de ciencia para jóvenes este año. Este taller es organizado por la UNAM, el CICESE, la UABC y el CONACYTE, y tiene como objetivo hacer que los jóvenes se interesen por la ciencia. Se llevó a cabo en Ensenada, Baja California.

Sabemos que México no tiene una educación científica muy buena, pues este campo está lleno de prejuicios y no hemos sabido quitárselos del todo. Pero este taller busca dejar eso de lado, y mostrarnos el verdadero significado de la ciencia: buscar respuestas, sin importar la edad, estado o clase social.

Nos emocionamos mucho cuando nos llamaron por teléfono y nos dijeron que habíamos quedado. Debo admitir que, al principio, fue un poco intimidante pensar que viajaría sola con 38 jóvenes desconocidos de todo México, pero ahora los extraño más que nada en el mundo.

Nos quedamos en un hotel, al lado del mar, donde tuvimos muy divertidas experiencias juntos nadando en la alberca, comiendo pizza y caminando por la playa en las tardes y noches.

Lunes, martes, miércoles y jueves, tuvimos clases y prácticas de laboratorio. Podíamos escoger entre matemáticas o biología y química o física. Nosotras decidimos biología y física. Las clases eran como las conocemos en el Madrid: nosotros participábamos y, más que una cátedra, era ir construyendo el conocimiento entre todos. Después de cuatro horas de clase, teníamos 4 horas de laboratorio. Podíamos escoger entre astrobiología, biología marina, nanopartículas, recubrimientos ópticos, hologramas, rayos láser, etc. Una de las prácticas más padres que tuvimos juntas fue disecar una mantarraya enorme.

El viernes, sábado y domingo tuvimos un cierre de oro del taller: ir al Observatorio de San Pedro Mártir, el cual es exclusivo para investigadores y es por eso que fue un privilegio pode haber dormido dos noches ahí.  El Observatorio es uno de los mejores 4 que hay en el mundo. Vimos más de 15 mil estrellas y cómo la vía láctea cruza el cielo de forma impresionante. Lo único que nos iluminaba, pues es uno de los lugares más oscuros, eran las estrellas, esparcidas por todos lados.  Las dos noches salimos a una terraza muy grande para acostarnos juntos y admirar el Universo hasta la madrugada… Nos emocionábamos mucho cuando veíamos estrellas fugaces, incluso satélites que pasaban lentamente por ahí. Dos astrónomos nos acompañaron, explicándonos los cúmulos de estrellas y apuntando puntos específicos con sus telescopios. Lo más impresionante fue ver a Saturno, porque no se ve como un destello… ¡Sino que se ven sus anillos!

También tuvimos una conferencia que nos entristeció. Trataba sobre la contaminación lumínica en las ciudades y cómo ésta afecta la observación de estrellas. Ninguna persona que jamás haya salido de CDMX conocerá lo que en verdad es un cielo iluminado naturalmente. Pero esto puede cambiar con pequeñas acciones, como proyectar la luz hacia el suelo y no hacia el cielo. Los astrónomos están realizando este proyecto en la ciudad de Ensenada.

El sábado nos dieron un recorrido por el telescopio principal; en el camino un geólogo nos explicó los diferentes tipos de rocas que había, y un biólogo nos habló sobre los pinos y los cóndores. Pudimos entrar al telescopio y un astrónomo nos explicó su funcionamiento y abrió la cúpula (fue un momento mágico). También nos llevó al lugar en donde los investigadores recopilan la información, que era como una oficina con muchas computadoras.

Nuestro último día en San Pedro fue una caminata para observar aves, pero lo más chido fue que vimos dos venados en su hábitat natural, que estaban buscando a su mamá. Nos pidieron absoluto silencio, porque así podrían acercarse las aves a nosotros. Todos nos sentamos en circulo, y un biólogo nos explicó los diferentes tipos de aves que se acercaban. El bosque era como de un cuento de hadas; el suelo estaba repleto de minerales, y cuando pasaban los rayos de luz, se veían destellos en el aire.

La última noche regresamos al hotel, y los organizadores nos prepararon una cena formal con música y pista de baile. Fue triste y divertido bailar y cantar todos juntos por primera y última vez… Pero, sin duda, todo lo vivido fue una experiencia excepcional que nunca olvidaremos… Y esperamos que muchos más se animen a ser partícipes de todo esto.

El gobierno mexicano necesita apoyar mucho más el talento científico de sus jóvenes (entre muchas otras cosas más) y darle más importancia a la educación e investigación científica, pues la ciencia es imprescindible para resolver los problemas que tiene nuestro país en este momento.

Todavía nos queda mucho por hacer como mexicanos, y nuestro país vive en una situación crítica que NO puede seguir pasando a generaciones futuras.

Carla Vega y Mariana Jiménez

   
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